10 septiembre 2009

Obama defiende en el Congreso de Estados Unidos su reforma de la sanidad

Video del discurso de Obama en la BBC


Aunque no es el primer mandatario en proponer la necesaria reforma, declaró estar “decidido a ser el último”, en un país donde 46 millones de personas no tienen seguro médico

El Congreso estadounidense ha sido el último escenario en el que el presidente Barack Obama ha recordado la necesidad de sacar adelante su ambicioso programa sanitario y ha asegurado que aunque no es el primer mandatario en proponer una reforma, está “decidido a ser el último”.

Consciente de que recuperar el control del debate es una prueba clave que determinará su Presidencia, el actual inquilino de la Casa Blanca se enfrentó a críticos de su partido y a la oposición republicana asegurando que había llegado el momento de aprobar la propuesta que, de conseguir el respaldo necesitado, cambiará drásticamente el sistema sanitario norteamericano y el mercado de seguros. "Nadie irá a la bancarrota por ponerse enfermo", señaló ante los congresistas.

Durante su discurso, resaltó que los diputados "están cada vez más cerca de aprobar una de las reformas más importantes nunca vista" y enumeró una serie de propuestas que beneficiarán tanto a aquellos que tienen seguro como a los que no, dejando claro que tan pronto como firme el proyecto, las compañías de seguros tendrán prohibido por ley retirar la asistencia médica a quienes no puedan costearla.

Obama ha sido duramente criticado por centrar su política de los últimos meses en la aprobación de su programa, al cual ha hecho en referencia en mítines y apariciones públicas de diversa índole. Con su insistencia podría provocar una división en el seno de su partido sobre cómo poner en marcha un programa que supondría un desembolso inicial de 2,5 billones de dólares.

Dado que los demócratas cuentan con la mayoría necesaria en el Congreso, su propuesta podría salir adelante si sus diputados votan en bloque. No obstante, el objetivo del mandatario es conseguir el respaldo de los republicanos, aunque la Casa Blanca ha manifestado su intención de preparar un plan alternativo si no cuenta con el apoyo del bando contrario.

"No voy a perder mi tiempo con aquellos que piensan que es mejor dar el plan por terminado antes que mejorarlo", dijo al respecto durante la sesión y añadió que el tiempo de disputas ha terminado. "Ahora es el momento de pasar a la acción". "Ahora es cuando debemos poner en común las mejores ideas de los dos partidos y demostrar a los americanos que podemos hacer lo que se nos ha encomendado hacer", dijo en busca de la aprobación de sus detractores, que ven con recelo su atrevida propuesta.

La reforma de la sanidad estadounidense, convertida en la prioridad nacional de Obama, implicaría el recorte de costes y la expansión de la cobertura a unos 46 millones de habitantes que no tienen seguro, según informaciones de la CNN.

Mientras el gasto y el déficit del Gobierno ascienden debido a la necesidad de afrontar la peor crisis económica desde la Gran Depresión y las guerras heredadas en Afganistán e Irak, los críticos de la propuesta dicen que las reformas en consideración son demasiado costosas.

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