25 mayo 2011

El Alzheimer podrá detectarse a través de los ojos

Un método para detectar la enfermedad del Alzheimer a través del análisis de muestras de residuos orgánicos de los ojos, es posible. Lo ha desarrollado la doctora de la Universidad Complutense de Madrid Celia Sánchez-Ramos, candidata al Premio Príncipe de Asturias por su investigación.

Se trata de un método que analiza las muestras de cristalino que se extraen de las personas que son operadas por cataratas oculares: Cuando un paciente se somete a una intervención para eliminar las cataratas, se le retira el cristalino dañado y se sustituye por uno artificial. En ese cristalino retirado puede estar la clave para detectar a tiempo la enfermedad de Alzheimer y comenzar su tratamiento temprano.

El desecho del cristalino se somete a un proceso de centrifugación para obtener el contenido a analizar. De este se extraen, mediante técnicas ya existentes, trozos de proteínas (péptidos) asociadas a la aparición de la enfermedad de Alzheimer –como la molécula Beta-amiloide–, para ver si están presentes o no en la muestra.

La doctora Sánchez Ramos, en entrevista a SINC, lo explica así:

Si lo están, significa que hay indicios de que también están en el cerebro, lo que explica por qué el metabolismo no funciona bien”.

Según Sánchez-Ramos, la investigación, iniciada en 2009, podría finalizar dentro de “dos o tres años”. El método ya ha sido patentado, y según su propia desarrolladora no es un procedimiento costoso. Sin embargo, la aplicación del método como mecanismo de prevención y detección oportuna del Alzheimer corresponderá a la administración sanitaria.

Las ventajas de aplicar este método saltan a la vista: Se podría descartar la enfermedad o iniciar un tratamiento precoz (e incluso antes de que aparezcan los síntomas) a las personas que cada año pasan por el quirófano para recuperar la vista perdida por la degeneración de su cristalino, conocida como “cataratas“.

Vale destacar que el método desarrollado por Sánchez-Ramos es el primero que permitiría detectar la enfermedad de Alzheimer en vida: Actualmente la única forma de detectarlo es mediante un análisis del tejido cerebral del paciente tras su muerte, por lo que solo puede confirmarse que se trataba de Alzheimer tras la muerte del paciente, según explican en SINC. Así que está limitación estaría a punto de ser parte del pasado…

Y es que por los momentos el Alzheimer se diagnostica (y medica) tomando como referencia los síntomas que presenta el paciente y alteraciones en pruebas de imágenes cerebrales (Tomografías, resonancias…) que pueden mostrar diversos signos de que existe una demencia, pero no especifican de cuál se trata… En función de estos estudios de conducta e imágenes se hace un diagnóstico y se aplica el tratamiento, pero como pasa con muchas enfermedades, cuando muestran los síntomas es porque ya están avanzadas…

Así que este método permitiría la detección oportuna, que conllevaría a un tratamiento precoz y por ende menos degeneración de la calidad de vida del paciente y su familia. Claro está, que aún tiene la limitación de requerir la muestra de cristalino afectado para funcionar… Ojalá se continúe la línea de investigación y consigan la forma de hacer el análisis del cristalino de otra forma, para que ser operado de cataratas deje de ser un requisito.  Un gran aporte a la humanidad, sin duda.

21 mayo 2011

Estudio: El peligro del pensamiento colectivo

Si te ha pasado que te quedas pegado en un intercambio de ideas con varias personas en un foro o simplemente en alguna red social, y te das cuenta que te encuentras con las mismas argumentaciones o todo el debate se reduce a consignas y frases envasadas, la explicación a este reduccionismo parece estar en fenómenos de desinformación en sistemas de intercambio de datos y conocimiento como los mercados de valores o las redes sociales.

Un reciente estudio indica que, al contrario de lo que se creía, mientras más se comparte información y más agentes se agregan al debate, menor es la calidad del conocimiento generado. Lo que es igual a decir que, aún cuando en un comienzo “dos cabezas piensan mejor que una”, cuando los sujetos entran en conocimiento de las opiniones de otros, se reduce la diversidad de opiniones.

Los investigadores Janz Lorenz y Heiko Rahut del Instituto Federal de Tecnología de Zurich (ETH Zurich)explican este fenómeno como una cuestión estadística y no psicológica.
El fenómeno se debería principalmente a tres efectos: la “influencia social“, que disminuye la variedad de opiniones reduciendo también la capacidad del grupo de bajar su rango de error; la ”reducción de rango“, que genera que el grupo se vuelva menos capaz de entregar conocimiento técnico o experticia y la ”autoconfianza“; relacionada a la confianza propia de los individuos cuando convergen sus opiniones con las de los demás, reduciendo su acertividad mientras más se unen al círculo de la autocomplacencia.

Interesante sería considerar estas conclusiones para explicar el bajo nivel del debate que se genera en algunas redes sociales sobre temas de alta complejidad, que a medida que pasan los días son tratados como materias en que basta un si o un no para resolverse, dejando de lado las diferentes aristas.

Algo similar podríamos encontrar en los inexplicables movimientos autoritarios y totalitarios, donde naciones enteras se entregan a la voluntad de la masa y no existe espacio para el discenso. Si no, ¿cómo entender que cientos de seres humanos, seres morales y capaces de amar sigan ideologías que propagan el odio? De alguna forma sus líderes son capaces de generar una masa crítica de seguidores que subvierten la verdad y el conocimiento, creando una gran versión del mundo donde estos efectos estadísticos comienzan a manifestarse, con fatales consecuencias.

Esta clase de estudios nos enseña el peligro del efecto “masa”, del que ya un pensador como José Ortega y Gasset nos advertían cuando hablaba del nuevo “hombre masa” que había creado la modernidad. Es una advertencia para mantener el libre pensamiento y a la libertad de expresión cómo un derecho que debe ser cultivado frente al peligro de la “sabiduria” de las mayorías.