Los pacientes pueden contactar a la doctora Jen Brull por Facebook. |
Cuando el esposo de Kenda Ross tiene una intensificación de sus síntomas de artritis u otro asunto médico urgente, la jubilada de 64 años llama usualmente a la oficina de su doctora, Jen Brull. Si Ross no puede hablar con ella, intenta por otro canal: Facebook .
La doctora Brull usualmente recibe los mensajes en su teléfono inteligente y responde con algún tipo de ayuda. "Sé que está disponible, sin importar donde esté", dice Ross, de Kansas.
A medida que las herramientas sociales se vuelven ubicuas, los doctores están empezando a usarlas en sus prácticas médicas. Pero redes como Facebook y Twitter presentan desafíos, así como oportunidades. Entre las preocupaciones está la protección de la privacidad de los pacientes y la conservación de las barreras apropiadas entre lo profesional y lo social.
El doctor Gerry Tolbert tuitea sobre temas de salud. |
Gerry Tolbert, un médico general de Kentucky, usa Twitter para comunicar mensajes de salud y ocasionalmente algunos intereses personales (como La guerra de las galaxias). Le gusta dar información útil para sus pacientes y otros, dice, pero nunca publica tuits sobre pacientes individuales, ni siquiera de forma anónima, asegura. "No me compete decidir quién puede escuchar sus historias personales".
De acuerdo a un sondeo publicado en 2011 en el Journal of General Internal Medicine, 94% de los estudiantes de medicina, 79% de los residentes y 42% de médicos activos reportaron algún uso de redes sociales en línea, casi todos por razones personales. Entre los médicos en ejercicio, 35% dijo haber recibido una solicitud de ser "amigo" de un paciente o miembro de la familia y 58% de los que recibieron las solicitudes dijo que siempre las rechazaba.
Un sondeo entre doctores estadounidenses realizado en mayo pasado por Epocrates Inc., que desarrolla aplicaciones para médicos, encontró que 82% estaba usando redes sociales para hablar con otros doctores, mientras que apenas 8% lo hacía para comunicarse con pacientes.
Saroj Misra, un médico general de Michigan, vio el año pasado a un paciente con una fractura y usó Doximity, una red de médicos profesionales en línea, para enviar un mensaje a un ex compañero de universidad quien es cirujano ortopedista. Su amigo le sugirió cierto tipo de tablilla y le aconsejó que hiciera seguimiento con un ortopedista local. El intercambio duró unos cuantos minutos a través de su teléfono inteligente, dice Misra. "Eso es fenomenal".
En 2011, el consejo de ética y asuntos judiciales de la Asociación Médica Estadounidense publicó directrices sugiriendo que los doctores necesitan "mantener barreras apropiadas en la relación entre médico y paciente" en línea y considerar separar el contenido profesional del personal en Internet.
Algunos doctores dicen que se conectan con los pacientes en formas que son completamente separadas y algunas veces ven beneficios. Pamila Brar, quien practica en California, se concentra en consejos e información médica en sus tuits y en su página de Facebook. Algunas veces se entera de cosas útiles sobre sus pacientes. Uno mencionó en Facebook que se estaba despertando muchas veces durante la noche para ir al baño, dato que no había compartido durante su visita al consultorio. La doctora Brar hizo seguimiento con una llamada y recetó un tratamiento.
Wanda Filer, una doctora de Pensilvania, se conecta con algunos pacientes vía LinkedIn e intercambia tuits con sus seguidores, muchos de los cuales son colegas. Su página de Facebook está dedicada a temas de salud y no publica información personal. Aún así, una vez se enteró a través de LinkedIn que una paciente había estado en el hospital. "La llame y le dije que tal vez necesitaría hacer una cita", dice Filer.
Los temas de medios sociales también están llamando la atención de las escuelas de medicina, las cuales están empezando a enseñar sobre estándares y regulaciones de los medios sociales. Un sondeo a juntas médicas estatales de EE.UU. publicado el mes pasado en Annals of Internal Medicine subrayó varias situaciones hipotéticas a las que pueden apuntar. La mayor preocupación era sobre médicos que publicaban información engañosa acerca de resultados clínicos, interpretaciones equivocadas de credenciales, el uso de imágenes de pacientes sin su consentimiento y el contacto de pacientes de forma inapropiada, el mismo tipo de comportamiento que atrae escrutinio en el mundo real, dijo S. Ryan Greysen, autor líder del estudio y profesor asistente de la Universidad de California en San Francisco. El artículo decía que varios escenarios estaban basados, al menos en parte, en incidentes verdaderos.
Fuente: The Wall Street Journal
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