Contrariamente a lo que se había especulado en el mercado, el mayor grupo mundial de alimentación no destinará esta cifra a engullir Cadbury, sino a devolver dinero a sus accionistas y a realizar adquisiciones selectivas que permitan reforzar su estrategia actual de negocio centrada en tres pilares: nutrición, salud y bienestar.
En esta línea, Nestlé destinará un total de 6.736 millones de euros (10.000 millones de francos suizos) este año a la puesta en marcha de un plan de recompra de acciones que se sumará al ejecutado en 2009. Otra parte del botín obtenido con Alcon –2.577 millones de euros (3.700 millones de dólares)– servirá para financiar la compra del negocio de pizzas congeladas de Kraft en Estados Unidos y Canadá, operación anunciada ayer y que permitirá al grupo convertirse en el mayor fabricante del mundo de este producto, donde ahora ya operaba con la marca Buitoni.
El gigante suizo que dirige Paul Bulcke vuelve así a salir de compras después de digerir el fuerte esfuerzo inversor ejecutado en 2007, cuando compró el negocio mundial de nutrición clínica de Novartis, y se convirtió en el líder en alimentos infantiles en Estados Unidos al hacerse con Gerber.
Estas dos operaciones marcaron claramente el camino que quería seguir la multinacional, que a comienzos de 2008 anunció su intención de abandonar el negocio farmacéutico y pactó la venta de un primer paquete de Alcon a Novartis.
El objetivo de Nestlé es centrarse únicamente en alimentación pero con la voluntad de estar presente en todos los segmentos de negocio: desde los productos más premium (con Nespresso a la cabeza) a los más básicos.
En plena crisis económica, la multinacional suiza se está volcando en mantener su apuesta por la innovación y en fortalecer su presencia en los países emergentes y en América, con un crecimiento orgánico del 3,6% hasta el tercer trimestre de 2009.
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