22 febrero 2010

El poder del efecto placebo


Un artículo publicado hoy en la revista médica The Lancet subraya que el efecto placebo, es decir, la mejora de los síntomas de un paciente enfermo tras ingerir una sustancia inerte o falso medicamento', es más potente de lo que se pensaba.

Revisando la investigación de la última década, Damien G Finniss y sus colegas de la Universidad de Sidney (Australia) han llegado a la conclusión de que no existe un solo efecto placebo, sino muchos. Desde el punto de vista psicológico, una adecuada relación médico paciente, unida al deseo de recuperación, pueden ser suficientes para producir una mejoría sobre el organismo enfermo.

Y desde el punto de vista neurobiológico, Finniss explica que la mayoría de las investigaciones apuntan a que el efecto placebo está relacionado con la producción de sustancias opioides endógenas, que alivian el dolor. Pero la cosa no queda ahí. Por ejemplo, una investigación reciente sobre pacientes de Parkinson a los que se administró falsas píldoras reveló que sus neuronas liberaban mucha más dopamina.

En enfermos de Alzheimer, el efecto placebo consiguió aumentar la actividad de la corteza prefrontal del cerebro, reforzando la memoria. Finniss ha revisado otros estudios que identifican mecanismos del efecto placebo vinculados al sistema inmune (linfocitos, interleucinas,...) y al sistema endocrino (cortisol, hormona del crecimiento,...).

El cerebro se anticipa
Cuando piensas que vas a tomar un medicamento que crees que te ayudará, tu cerebro reacciona como si ya estuviera obteniendo alivio', comenta Walter Brown, psiquiatra de la Universidad de Tufts, que admite que lo que aún no está claro es cómo el pensamiento se traduce en un cambio real en el cerebro'. Y en otras partes del organismo.

Evidentemente, el uso de placebos no está exento de controversia. Actualmente se usan sólo en ensayos clínicos, y dar el paso para prescribirlos a los pacientes en la clínica plantearía un serio dilema ético, entre otras razones porque viola el derecho del paciente a ser informado.

El año pasado, la revista Psychosomatic Medicine recogía una propuesta salomónica realizada por investigadores del Centro Médico de la Universidad de Rochester: combinar fármacos y placebo para combatir enfermedades crónicas como el asma, la psoriasis o la esclerosis múltiple.

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