Es la tercera vuelta de los peligros del tabaco: después del humo de primera mano (el que aspiran los fumadores) y del de segunda mano (el que respiran los fumadores pasivos), se ha descubierto una tercera forma en la que la nicotina y otros de los componentes de los cigarrillos pueden perjudicar la salud: cuando estas sustancias reaccionan con otras en el aire y producen otras peligrosas, como las nitrosaminas. Es lo que se ha bautizado como humo de tercera mano.
El descubrimiento lo han documentado investigadores estadounidenses (su autor principal es Mohamad Sleiman, de la Universidad de Berkley), y lo ha publicado la revista PNAS.
El proceso químico empieza por la nicotina emitida por los cigarrillos, que, mediante la interacción con el ácido nitroso de la atmósfera, forma las peligrosas nitrosaminas, que se depositan sobre muebles, tapicerías, o incluso la ropa de los fumadores, que de esta manera las introducen en ambientes teóricamente libres de los contaminantes del humo del tabaco.
La concentración de estos compuestos, unos carcinógenos que provocan, sobre todo, tumor de esófago, es muy baja, pero como actúan por acumulación, la exposición continuada puede afectar a las personas (aunque todavía no hay datos de cuánto tiempo hace falta para ello).
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