La escasez y la crisis de inseguridad aceleraron el proceso en los últimos 15 años, durante los cuales abandonó el país el 7 % de la población |
Una moda se ha impuesto en los últimos meses en las redes sociales en Venezuela, principalmente en Facebook: publicar una foto de los pies sobre el inconfundible suelo del aeropuerto de Maiquetía, Caracas, que alberga una de las obras cinéticas más conocidas de Carlos Cruz Diez: Cromointerferencia de color aditivo. No hay venezolano que no haya visto unos pies sobre el mosaico del aeropuerto este año: los de algún amigo o familiar.
La crisis que vive Venezuela, con una inflación de tres cifras, niveles de homicidios de los más altos del mundo y escasez de alimentos y medicinas, ha exacerbado un fenómeno que a lo largo de la llamada revolución bolivariana ha sido constante. Caracas, ciudad de despedidas, un documental realizado por estudiantes universitarios, popularizó la frase «Me iría demasiado». «Yo las veo [las fotos de pies] todas las semanas, todas las semanas se me va alguien», señala Ana Contreras. Ella misma, periodista, se marcha en noviembre a Miami, en principio a estudiar inglés, pero con planes de quedarse.
Casi el 7 % de los venezolanos (unos 1,6 millones) han emigrado en los últimos 15 años, según el sociólogo Iván de La Vega, de la Universidad Central de Venezuela, que viene investigando el fenómeno desde 1995. Es una emigración que sufre la generación «mejor preparada de la historia», según Óscar Hernández, autor del libro Me voy o me quedo, un superventas que indica lo notorio del fenómeno.
De La Vega señala que la emigración masiva en Venezuela comenzó con la salida de 18.000 ingenieros y técnicos de PDVSA, despedidos de la petrolera estatal por Hugo Chávez en el 2003tras un paro y que hoy están empleados por todo el mundo. La Federación Médica de Venezuela señala que se han ido más de 10.000 médicos. La cifra de emigrados en el 2015 cuadruplica la del 2000, señala Clara Mirabal, diputada opositora.
Los destinos más populares son Estados Unidos, España, Colombia y Panamá. En España, la cifra extraoficial en el 2010 era de 200.000 inmigrantes, pero aquí el cálculo se complica porque muchos tienen dobre nacionalidad. Solo el grupo de Facebook Venezolanos en Barcelona tiene 13.000 miembros y Venezolanos en A Coruña, 1.500.
José Ramón Fernández, hijo de gallegos, lleva desde el 2009 establecido en O Burgo. Era un próspero empresario y hombre de radio en Venezuela, pero la inseguridad lo alejó. Al hacer un balance, señala estar «cien por cien satisfecho en seguridad, pero cero por ciento en empleo». Ser un trabajador 2.0, un autónomo que exporta sus servicios profesionales, le ha permitido sobrevivir y estabilizarse, pero en Galicia no encontró trabajo.
Ana Contreras tuvo que dejar su empleo después de que el periódico en el que trabajaba cambiara de dueños y se volviera prochavista. Sin oportunidades laborales, esta joven se decidió por la emigración, «mientras esto esté así».
«Me quedaría demasiado»
Según el estudio de De La Vega, el 96 % de los venezolanos que se marchan no planean regresar. Pero en los últimos meses está surgiendo un contrafenómeno: la gente se está empezando a sacar fotos de sus pies en cualquier parte y las cuelga en Facebook, mostrando una intención de no abandonar Venezuela. Es lo que hace Ana Ces, comediante venezolana de origen gallego: «Me quedaría demasiado; yo amo este país», comenta. En la polarizada Venezuela, hasta irse o quedarse termina siendo una decisión con repercusiones políticas.
Fuente: La Voz de Galicia
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